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Gustavo De la Rosa

27/04/2024 - 12:04 am

Ahora es el momento para la toma del poder total, nos faltan los jueces

“La única forma de sanear rápido y profundo al poder judicial es con una mayoría indiscutible, imponente, debemos superar el 70% de los votos en el Congreso de la Unión”.

“Hago un llamado a compañeros progresistas para qué terminen con sus discusiones bizantinas, sus reservas ideológicas, políticas o moralinas y se pongan a trabajar con todo para ganar cada quien en su territorio”. Foto: SCJN vía Cuartoscuro

En una república, el poder del estado está dividido en tres grandes funciones, la presidencia de la república, los legisladores y los jueces.

Para poder desarrollar un proyecto de nación es indispensable que los tres coincidan en dicho proyecto en lo general y sean independientes en lo particular.

Los problemas y dificultades que enfrentamos quienes tratamos de construir una nación solidaria y de bienestar para todos, son resultado de la incompletitud en La toma del poder, ingenuamente se creyó que era suficiente con ganar la presidencia de la república, y la mayoría del Congreso de La Unión. Triunfos estos que dependían fundamentalmente del voto  popular y dimos por hecho que ganando las elecciones a los adversarios políticos, ideológicos e históricos, estábamos tomando el poder. Por eso los festejos de 2018 fueron tan emotivos.

Ciertamente que para AMLO era difícil dar un golpe para cambiar a todo el poder judicial durante los primeros tres años, pues primero tenía que consolidar la estructura de gobierno y  una sólida mayoría en el congreso.

Las dificultades para consolidar una dirección política fuerte y reconocida en Morena, ocasionaron que en las elecciones de mitad de camino, se perdiera la mayoría calificada de dos terceras partes del Congreso de La Unión y con ello se fue la oportunidad de sanear el poder judicial y asumir una verdadera toma del poder para el nuevo proyecto de nación

Esos son los grandes inconvenientes de los procesos pacíficos de transformación histórica de un país.

Y activando el mundo de mis utopías juveniles, A mediados de los 70s formaba parte de un grupo político que trabajábamos en Ciudad Juárez, para  impulsar una cada vez más cercana Revolución Proletaria, teníamos una percepción tomada de los libros y análisis políticos que se habían hecho en los tiempos de Marx, Engels y durante las revoluciones Rusa y Mexicana de 1917, sazonada con la información emocionante de La hazaña cubana que destituyó a Batista e inició un proceso socialista en América.

Nos reuníamos cada semana en un local del doctor Roberto Vázquez Muñoz, un verdadero héroe ciudadano en esta frontera, planeábamos y organizábamos La lucha de sindical y obrera en las maquiladoras, y otras empresas.

Además, parte del tiempo de reflexión lo dedicábamos a discutir cómo debía ser la toma del poder por el proletariado, la expropiación a los expropiadores, la construcción del estado proletario y el proceso a largo plazo para la destrucción total  de la sociedad de clases sociales.  Y la construcción de una nueva y lejana sociedad de igualdad total. Comunista.

Las experiencias históricas que nos servían de referencia y que eran los elementos de análisis de la situación concreta, eran revoluciones sociales, donde el asalto violento al poder por un nuevo sector social, con una vanguardia consciente y organizada empezó a destruir lo que debiera destruir de la vieja sociedad,  transformar lo recuperable y construir nuevas instituciones y nuevas formas de gobierno.

El presupuesto era un evento revolucionario y la toma violenta del poder, por lo que la inercia revolucionaria  limpiaría las estructuras del estado.

En las charlas ensoñadoras de cómo serían los primeros meses después del asalto al poder, era singularmente placentero imaginarnos cómo se irían deteniendo y procesando los funcionarios que habían sido derrotados por la revolución.

Muchos de nosotros que habíamos lidiado con la parcialidad y la corrupción de los tribunales establecíamos  como prioridad la sustitución de todos los jueces por nuevos tribunales en donde incluso en primera instancia fueran las comunidades directamente afectadas por los delitos o las violaciones a la ley, los que hicieran justicia en tribunales populares.

Pero en el México actual  se está construyendo un Estado de derecho, honrado, de bienestar y solidario,  que tal vez sea el inicio, de los primeros pasos, de los prolegómenos, de los preliminares del socialismo.

Y se llegó al poder pacíficamente, no es posible fusilar a los jueces, pero si es indispensable tomar esa función del poder. Necesitamos hacerlo por el sendero constitucional,  por la vía pacífica mediante el uso del voto, por lo que en el próximo proceso electoral no podemos tener incertidumbres, no podemos tener reservas políticas o intelectuales con relación a los candidatos que se someten a la elección, si no logramos la fuerza suficiente para liquidar la contrarreforma del PRIAN con  Peña Nieto y las que hiciera la pandilla de la época negra del neoliberalismo, seguiríamos  ganando las elecciones pero no tomando el poder del Estado.

La única forma de sanear rápido y profundo al poder judicial es con una mayoría indiscutible, imponente, debemos superar el 70% de los votos en el Congreso de la Unión, porque solo así la alianza del poder ejecutivo y legislativo pueden transformar la sociedad mexicana.

Por eso hago un llamado a compañeros progresistas para qué terminen con sus discusiones bizantinas, sus reservas ideológicas, políticas o moralinas y se pongan a trabajar con todo para ganar cada quien en su territorio, la elección de presidenta de la república, las elecciones de diputados locales y federales, y municipales, no se aceptan dudas el voto es todo Morena.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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